Nacimiento del Remanente de los Últimos Días
El profeta Samuel es un tipo de la generación santa de hoy, un cuerpo preparado de creyentes que se levanta de las ruinas de la vieja y decadente iglesia.
Ana, la madre de Samuel, dio a luz a su hijo entre lágrimas amargas y mucha oración. “Ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente” (1 Samuel 1:10).
Esta es la escena: Ana estaba en el templo todos los días, de rodillas ante el altar, aplastada y quebrantada porque no tenía hijos. Mientras lloraba, su enemiga (la otra esposa de su marido) se burlaba de ella. “Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos” (1 Samuel 1:6). Hay tres cosas importantes a tener en cuenta en este pasaje.
• La generación que representa Samuel nace en el dolor y la intercesión.
• Los que oran serán provocados por los adversarios.
• Dios siempre será mal entendido.
Observa lo que hizo Ana. “Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria. Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino” (1 Samuel 1:12-14). Elí y sus hijos representan la iglesia corrupta y moribunda que ha abandonado el camino del Señor. Elí estaba tan muerto en su espíritu que pensó que Ana estaba borracha.
Ana estaba llena de dolor y deseo de tener un hijo, y todo lo que podía hacer era mover sus labios y gemir en el Espíritu. Ella oró: “Si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva… sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida” (1 Samuel 1:11).
Aquí hay dos marcas distintivas de esta santa generación: oran con pasión y se entregan a la oración todos los días. Al igual que Ana, su prioridad es buscar el rostro de Dios.
Dios quiere que puedas tocarlo y oírlo como lo hizo Ana. Él quiere darte un ministerio para otros que vendrán a ti con sus cargas y pruebas. ¡Mientras tú oras, su Palabra saldrá a la luz!