Ni Zorrillo ni Tortuga
Manejar tus emociones de manera saludable es un trabajo continuo. Siempre debemos aprender a no reprimir o negar nuestras emociones, pero también a no dejar que éstas nos dominen o definan. En tu próxima disputa, te animo a comprometerte a mantener alguna de estas dos resoluciones:
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• ¡Ya no seré un zorrillo! Cuando el zorrillo no está contento, lo deja saber. Rocía todo a su alrededor, dejando un olor repulsivo que lo impregna todo y dura mucho tiempo para asegurarse de que todo el mundo esté consciente de su estado de ánimo. Me gustaría decirte con suavidad pero con firmeza que algunos miembros de tu familia te han visto actuar así.
Aprende a decir la verdad con amor; avergonzarte de tus reacciones, comportamientos y actitudes durante los conflictos. Elige decir: "Ya no seremos niños impulsivos que reaccionan exageradamente. En cambio, aprenderemos a hablar la verdad con amor para crecer y ser más como Cristo".
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• ¡Ya no seré una tortuga! A la menor señal de peligro, la tortuga esconde la cabeza en su caparazón y se encierra en su interior. “¡Se acabó! ¡Buenas noches! Fin de la 'no discusión”
Me gustaría decirte con suavidad pero con firmeza que al huir del conflicto, al no tener el valor de hablar, te alejas emocionalmente de quienes te rodean, abriendo una brecha entre tú y ellos. Te animo a que te des cuenta de que Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino fuerza para aprender a hablar la verdad con amor. La Escritura dice: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).
Hoy, esta semana y durante todo el año, mi casa y yo aprenderemos por la gracia de Dios a decir la verdad con amor. Ya no seremos bebés. Ya no seremos zorrillos ni tortugas. Dejaremos que Dios nos ayude a expresarnos, perdonarnos unos a otros, liberar nuestra disputa, buscar la paz con justicia y regularidad, valor y compasión, para crecer y asemejarnos más a Cristo. ¡Amén!
Claude Houde es el pastor principal de Eglise Nouvelle Vie (Iglesia Vida Nueva) en Montreal, Canadá. Bajo su liderazgo, la Iglesia Nueva Vida ha crecido de unos cuantos asistentes a más de 3500, en una parte de Canadá en la que hay muy pocas iglesias protestantes exitosas.