Nuestra Provisión de Fuerza y Gozo
Recientemente, fui al Señor en oración con el corazón apesadumbrado, cargado de muchas preocupaciones. Comencé a plantear mi caso ante él: "Oh, Señor, nunca había estado tan cansado en toda mi vida. Apenas si puedo continuar". Estaba tan exhausto que las lágrimas literalmente brotaron de mí. Mientras lloraba, pensé: "Ciertamente mis lágrimas conmoverán el corazón del Señor".
De hecho, Espíritu Santo vino y me ministró, pero no como yo pensé que lo haría. Yo quería simpatía, aliento, comprensión; y me dio todo eso, pero de una manera muy diferente de lo que esperaba.
El Señor me instruyó gentilmente que fuera a 2 Corintios. “Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra”.
“Como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre“.
"Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios" (2 Corintios 9:6–11).
Leí este pasaje y lo volví a leer, pero no obtuve nada. Finalmente, cerré mi Biblia y oré: "Señor, estoy confundido. No veo nada aquí que me ayude o aliente".
Finalmente, el Espíritu habló con fuerza pero con amor a mi hombre interior: “David, esto tiene mucho que ver con lo que estás pasando. ¡Últimamente me has estado sirviendo sin un espíritu generoso y alegre! ¿Dónde está tu gozo y felicidad en tu servicio hacia mí? Mi Palabra no habla solo a dar dinero para ayudar a los pobres. ¡Habla de un ministerio para mí y para mi cuerpo! Yo te he llamado a la ciudad de Nueva York y no te envié sin ayuda ni abundantes recursos. Todo lo que necesitas está disponible para ti: fuerza, reposo, poder, habilidad, gozo y alegría. No hay razón para que trabajes con tristeza, para estar abrumado. ¡Tienes acceso a toda la fuerza y el gozo!“