Nuestros Corazones Revelados en los Salmos
No hace mucho, estaba leyendo este versículo y me di cuenta de algo. “Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos” (Jeremías 15:16). Yo obtengo gozo de la Palabra de Dios, aunque el proceso de permitir que actúe en mí no es necesariamente tan agradable.
Yo creo que esto es especialmente cierto en el Libro de los Salmos. Algunas personas tratan este libro de la Biblia como poesía y dicen cosas como: "¡Qué hermosas son estas canciones poéticas!" Otras personas entran en Salmos como una búsqueda intelectual o una investigación académica. Sin embargo, si honestamente vamos a Salmos, veremos un estudio de nuestros propios corazones. Es un estudio de nuestras propias relaciones y cómo estamos trabajando con ellas.
A nivel personal, he notado que disfruto estar en mi estudio en casa con mi Biblia y mis libros. Haber sido criado como alguien introvertido significa que disfruto mucho de estar solo. Estoy totalmente en paz leyendo en silencio.
Bueno, mi esposa es más sociable, así que ella quiere tener invitados. Si tenemos visitas, yo estoy conectado y feliz de que estén allí durante la primera hora más o menos. Sin embargo, después de un rato, veré el reloj y diré: “Rayos, son las 7 en punto. Ellos todavía están aquí. Espero que se vayan pronto”. Si alguno de nuestros invitados está leyendo esto, tengan paciencia conmigo hasta el final de la historia. Mientras leía los Salmos, me di cuenta de que esto iba más allá de mi personalidad. El aislamiento y la falta de comodidad en presencia de otras personas no está bien. Empecé a pensar: “Está bien, hay algo mal aquí. Me estoy escondiendo de algo en mi propio corazón”.
En lugar de lidiar con parte de la historia dolorosa que he tenido en mi vida, la estaba reprimiendo hasta cierto punto y luego me sentía incómodo conmigo mismo y, por lo tanto, incómodo con otras personas. Era fácil de ocultar, pero yo no estaba siendo relacional como nos enseñan los Salmos. No solo debemos amar a Dios, sino también amar a los demás como a nosotros mismos. Si verdaderamente amamos a Dios, vamos a amar a los demás. Hay gozo y deleite en estos mandamientos, aun cuando hacen un trabajo duro en nuestros corazones.