Pasando por una Sequía
Aunque predico a miles, hay veces que me siento lejos de la cálida presencia de Dios. Cuando estoy seco y vacío, no tengo un gran anhelo de leer la Palabra y pocos deseos de orar. Sé que mi fe está intacta, que mi amor por Jesús es fuerte y que no tengo ningún deseo de probar las cosas de este mundo. Es solo que parece que no puedo tocar a Dios durante días, tal vez incluso semanas.
¿Alguna vez has visto a otros cristianos ser bendecidos mientras tú no sientes nada? Ellos dan testimonio de las respuestas de Dios a sus oraciones y derraman lágrimas de gozo. Parecen vivir en la cima de una montaña de experiencias felices mientras tú avanzas, amando a Jesús pero sin encender al mundo en fuego.
Yo creo que todos los verdaderos creyentes experimentan períodos de sequía en varios momentos de su vida cristiana. Incluso Jesús sintió el aislamiento cuando clamó en voz alta: “Padre, ¿por qué me has desamparado?” (ver Mateo 27:45-47).
Sin la cercanía de Dios, no puede haber paz. La sequedad solo puede ser disipada con el rocío de su gloria. La desesperación puede ser disipada sólo por la seguridad de que Dios está respondiendo. El fuego del Espíritu Santo debe calentar la mente, el cuerpo y el alma. Las Escrituras declaran: “Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó. Le halló en tierra de desierto, y en yermo de horrible soledad; lo trajo alrededor, lo instruyó, lo guardó como a la niña de su ojo” (Deuteronomio 32:9-10).
El Señor también dice: “He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad. Las fieras del campo me honrarán, los chacales y los pollos del avestruz; porque daré aguas en el desierto, ríos en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido” (Isaías 43:19-20).
Hay veces que me siento tan indigno como el peor pecador; pero a pesar de todo eso, yo sé que él no está lejos. De alguna manera oigo una vocecita nítida que llama: “Ven, hijo mío. Te sigo amando y nunca te dejaré ni te abandonaré”. Tengo una llama en mí que no se apagará y sé que él me sacará de cualquier período de sequía.