Persiguiendo la Visión Dada por Dios
En Juan 4, vemos a Jesús y sus discípulos caminando cerca de unos campos de granos. Él señaló los campos y dijo: “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega” (Juan 4:35-36).
Los discípulos estaban perplejos. Vieron que las plantas sólo estaban a medio crecer y pensaron: “Cualquiera con sentido común puede ver que estos campos no están ni cerca de estar listos para la cosecha”. Sin embargo, Jesús estaba hablando de la cosecha de almas para el reino de Dios.
La lección de la cosecha tiene un significado más amplio para nuestras vidas. Jesús nos está diciendo: “No tienes que esperar cuatro meses para superar tu pecado o tener una pasión ardiente por mí. He puesto todas esas cosas a tu disposición ahora mismo. Es imposible para ti con tus propias fuerzas y capacidades, pero yo estoy acelerando todas las cosas y no puede haber excusas entre los que me siguen”.
Yo tengo una pregunta para cada estudiante o joven trabajador que lea esto. ¿Te dices a tí mismo: "Esperaré hasta graduarme antes de dejar de beber"? Tal vez digas: "Esperaré hasta ser mayor para dejar de tener relaciones sexuales y establecerme en el matrimonio". O “Sólo quiero probar un poco más del mundo antes de entregárselo todo a Jesús”.
La lección de Jesús sobre los campos de cosecha declara a todos los que quieran seguirlo: “Ahora es el momento”. Esta lección de la cosecha aborda cada excusa humana. No hay espera en el reino de Dios. Si esperas cuatro meses, la cosecha se te pasará de largo. No dejes que ninguna excusa te desvíe. En el reino de Cristo, hoy es el día. Ahora es el momento de que se cumpla su llamado en ti.
Te ofrezco un desafío. Escribe tu excusa en una hoja de papel y léela por última vez. Arruga ese papel, tíralo a la basura y di: “Voy a dejar esa excusa atrás. No tengo más excusas. Jesús dice que su cosecha en mi vida está madura ahora mismo”.