Preparación para el Perfecto Rey
Hay un patrón repetido a lo largo de la historia del Antiguo Testamento donde Dios estableció un pastor sobre un hogar o una familia, pero ese pastor falló en liderar completamente con rectitud. Puede parecer muy confuso al principio, pero Dios tiene razón. Primero, sin embargo, echemos un vistazo a los líderes que él levantó.
Tenemos a Adán, el primer pastor de su familia. En su silencio y pasividad, permitió que su esposa se fuera al pecado. En lugar de reprenderla y corregirla, cometió el mismo pecado con ella. No fue un pastor fiel.
Continuamos entonces con Noé. Muchos de nosotros decimos que Noé era un hombre justo. Él fielmente construyó el arca y condujo a su familia a través de un diluvio mundial. Apareció un arcoíris. Dios les dio una gran promesa, y ¿qué pasó después? Noé estaba en su tienda, emborrachándose y luego desnudo. ¿Fue un pastor fiel? Dios dijo que no.
¿Qué hay de Moisés? Se le encargó asegurarse de que el pueblo de Israel fuera testigo y confiara en las promesas y la victoria de Dios. Moisés llevó a toda la nación a la frontera de la Tierra Prometida, pero debido a su incredulidad y arrebato de ira, no pudo entrar él mismo. Alguien más tuvo que hacerlo.
David hizo un trabajo bastante bueno, excepto por el adulterio y el asesinato y un par de otros problemas. En cierto punto, se ofreció a construir un hermoso tabernáculo para el Señor, y el Señor le dijo: “Tú no eres el tipo de pastor que quiero para construir mi casa; tus manos no están limpias”.
A lo largo de la historia se ve a Dios levantando pastores. Algunos de ellos hacen un trabajo decente, pero ninguno de ellos es completamente justo o bueno. No pueden llevar a las personas al lugar donde Dios anhela que estén. Parece inútil, pero el profeta Jeremías nos dice que esto era parte de la gloriosa intención de Dios desde la fundación del mundo. Los pastores y líderes imperfectos nos prepararían para ver por qué Dios necesitaba enviar al pastor perfecto, Jesucristo. “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra” (Jeremías 23:5).
Solo el liderazgo de Cristo es perfecto. Solo él puede guiarnos por el camino correcto. Jesús es el único camino y la verdad que hace brotar vida abundante en nuestros corazones.