Preparación para Tus Pruebas
Es imposible vivir una vida santa sin pasar mucho tiempo de rodillas, buscando a Dios por el poder y la autoridad para llevar una vida así. Vemos esto en la vida de Daniel, así como en la respuesta de Dios a tal buscador.
“Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza… Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde” (Daniel 9:3, 20-21).
No te equivoques; la oración fiel no te mantendrá fuera de una crisis. Al contrario, lo más probable es que te lleve a un horno de pruebas, pero la oración te preparará para afrontarlo todo con confianza, para convertirte en un sacrificio vivo por la causa de Jesús.
La oración de Daniel lo llevó directamente al foso de los leones, y esta prueba llegó cuando Daniel estaba en su vejez, después de años de servicio fiel a su rey y dedicación a su Dios. Esto puede asustarte, especialmente si te preguntas cuánto tiempo pasará antes de que dejes de tener crisis. Quizás pensaste que habías aprendido todas tus lecciones "importantes" después de cierto número de años en el Señor, ¡pero aquí Dios está permitiendo que uno de sus más grandes guerreros de oración, un hombre de espíritu apacible y tierno, enfrente la crisis de su vida después de décadas de fiel intercesión!
Es por eso que Pablo, en su mandato para que los creyentes se vistan con su armadura espiritual, terminó con: “orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:18).
Amado, ¡las pruebas solo terminarán cuando Jesús venga o cuando mueras en Cristo! Por eso la oración es tan importante. Puedes comprometerte a vivir una vida sin mancha, pero ese compromiso es imposible de cumplir sin tener también el compromiso de buscar a Dios.