Presionado Más Allá de Tus Límites
Tal vez, al igual que Pablo, tú estés siendo presionado más allá de tus límites, probado más allá de tu resistencia. Tus fuerzas casi se han agotado y estás a punto de rendirte. Quieres correr, pero no hay lugar adónde ir. Ahora dices con Pablo: “¡Esto está por encima de mis fuerzas!”
¿Cuál es el camino hacia la victoria? Lo único que puedo decirles es cómo Dios continúa librándome. Estas son dos verdades importantes que él me ha dado:
1. No creas que estás viviendo una batalla extraña y única. Al contrario, estás en buena compañía. Recordemos a Job, Jeremías, Elías, David y Pablo. Lo que estás pasando es común a los creyentes a lo largo de los siglos.
“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1 Pedro 4:12-13).
2. Cuando creas que no puedes aguantar ni una hora más, cuando todo parezca absolutamente sin esperanza, clama a Dios con todo lo que hay en ti: “¡Señor, ayúdame!” Considera el consejo del salmista en los siguientes versículos: “En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz. Él redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, aunque contra mí haya muchos” (Salmos 55:16-18).
“Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador;
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré: mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio… En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos” (Salmos 18:1-2, 6).
Aquí hay un versículo clave: “Porque él librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra” (Salmos 72:12). ¡Jesús ha enviado al Espíritu Santo para que sea tu ayuda, y él no hará oídos sordos a tu clamor de ayuda!