Probados Por la Maldad y Bendecidos Por Dios
Cuando Daniel y sus tres amigos fueron llevados cautivos junto con miles de sus compatriotas, lo que vieron cuando llegaron por primera vez a Babilonia debe haberlos conmocionado más allá de lo creíble. Era una sociedad tan relajada, inmoral y llena de idolatría que las sensibilidades espirituales de estos cuatro hombres fueron atacadas.
Daniel y sus amigos hicieron un compromiso. Se dijeron el uno al otro: “No cedamos a nuestros principios. No osemos adoptar estas normas morales. Estaremos apartados y seremos disciplinados en nuestro caminar de fe". Estos cuatro hombres no se dedicaron a predicar su estilo de vida a los demás. Era estrictamente un asunto entre ellos y Dios; y creo que tenían algo más en mente que evitar cualquier cosa ceremonialmente inmunda".
“Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse” (Daniel 1:8).
La palabra "contaminar" en este versículo sugiere "eximir mediante el repudio". Daniel estaba diciendo, en otras palabras, "Cualquier transigencia de mis estándares me robará mi libertad". Cuando le dijo esto al jefe de los eunucos, el hombre respondió: “Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza” (Daniel 1:10).
En lugar de retroceder, Daniel invitó al jefe de los eunucos a probarlo a él y a sus amigos; y Dios los honró. “A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños” (Daniel 1:17).
Cuando estás en una crisis, clamas: "Señor, ¿dónde estás cuando te necesito? ¿No estás comprometido con mi liberación?”
¿Y si en ese momento el Señor te dijera: “¿Dónde estás cuando necesito una voz? Necesito voces en estos tiempos pecaminosos, vasos puros a través de los cuales yo pueda hablar. Dices que quieres que llegue a tu crisis, pero sigues siendo parte del perverso sistema mundano. Dime, ¿estás comprometido con mis propósitos? ¿Te permitirás ser probado y confiarás en que yo te preservaré y te bendeciré?" ¿Cómo le responderías?