Pruebas para un Propósito Mayor
Quizás hoy estés experimentando traición, persecución, tormento en tu mente, problemas con tus hijos, la pérdida de alguien cercano a tu corazón o alguna otra experiencia que te haya dejado con un dolor casi indescriptible. Esto te ha llevado a la oración, donde preguntas: “Señor, ¿es esto realmente necesario? ¿No puedes quitarlo en un momento? ¿Por qué la lucha? ¿Por qué la furia?
Nuestra respuesta yace en el poema del salmista: “Envió un varón delante de ellos; a José, que fue vendido por siervo. Afligieron sus pies con grillos; en cárcel fue puesta su persona. Hasta la hora que se cumplió su palabra, el dicho de Jehová le probó” (Salmos 105:17-19).
La palabra hebrea para "probado" es seraph, que significa "fundir metal, refinar, purgar el oro o la plata con el fuego para separarlo de las impurezas que contiene". Esto es lo que dice la Escritura: Dios le dio a José una promesa, pero hasta que esa promesa se hizo realidad, la Palabra de Dios lo llevó a un lugar donde fue puesto a través del fuego y purgado de todo lo que dentro de él era distinto al corazón de Dios.
Dios sabía que habría una gran cantidad de personas que necesitarían provisión, no solo la propia familia de José, sino también la nación donde vivía. Habría gente hambrienta y sin esperanza. El Señor quería poner algo en la mano de José que traería liberación a su generación, pero él simplemente no podía poner este tipo de tesoro en manos de una vasija no probada.
Mientras entras en una temporada de dificultades, ¿alguna vez has considerado que el Señor te está enviando como lo hizo con José? Su misericordia te está enviando por delante para prepararte para que él pueda poner algo en tu mano para las personas que lo necesitarán.
El apóstol Pedro lo explicó de esta manera: “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1 6-7).