Quédate Quieto
En tiempos de crisis, las tres palabras más comunes que se escuchan entre los cristianos son: “¡Señor, haz algo!”
Cuando nos enfrentamos a pruebas desconcertantes, quedarnos quietos y no hacer nada va en contra de nuestra naturaleza. Esperar pacientemente a que Dios actúe es probablemente una de las cosas más difíciles del caminar cristiano. Incluso los creyentes devotos entran en pánico cuando el Señor no actúa según su cronograma.
Constantemente le damos a Dios plazos y límites de tiempo. Clamamos: “Señor, ¿cuándo harás algo al respecto? Si no actúas ahora, será demasiado tarde”.
Dios nunca llega tarde. Siempre actúa según su horario, no según el nuestro. Nuestro Dios está constantemente buscando en la tierra a quienes confíen en él en cada crisis, prueba y situación desesperada. De hecho, a menudo él nos lleva a situaciones críticas y desafiantes para ponernos a prueba. Quiere ver si nos quedamos quietos y esperamos que él nos traiga una liberación sobrenatural.
La Biblia dice claramente: “Por Jehová son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino” (Salmos 37:23). La palabra hebrea “ordenados”, se traduce “ordenado de antemano, paso a paso, fijado, ordenado por Dios”.
Esto significa que Dios, no el diablo, nos lleva a situaciones difíciles. Podemos clamar: “Señor, ¿por qué permites que mi crisis continúe?”. Sin embargo, la verdad es que no solo permite nuestra prueba, sino que a menudo lo hace deliberadamente con un propósito. Esto es difícil de aceptar para nosotros. Dios permite estas cosas difíciles en nuestras vidas para producir fe en nosotros. Nos está moldeando para que seamos ejemplos piadosos de fe para que seamos su testimonio en una era sin fe e impía.
Yo creo firmemente que nuestro Padre celestial ordena cada paso que doy, y nunca me llevaría al borde de una situación difícil, solo para abandonarme. Él no diría: “Está bien, David, te he dirigido hasta este punto. Ahora estás solo”. ¡No! Dios es absolutamente fiel a sus hijos en cada crisis. Siempre nos pregunta: “¿Serás tú a quien he estado buscando? ¿Alguien que no entrará en pánico, que no me acusará de olvidar, abandonar y lastimar a mis hijos?
Amado, ¿te quedarás quieto en tu crisis y confiarás que Él te ayudará a salir adelante?