Que la Paz Reine en Tu Corazón
El Espíritu me ha dejado claro que todas mis oraciones son en vano a menos que ore con fe. Podría llorar, ayunar, interceder, agonizar y esforzarme en oración y aún así no tener ningún impacto en el Señor a menos que lo esté haciendo con una fe sencilla como la de un niño.
Dios no actuará en favor nuestro sin fe. Las Escrituras dicen: “No piense, pues, quien tal haga [el que duda], que recibirá cosa alguna del Señor” (Santiago 1:7). A pesar de esto, a menudo tenemos muy poca confianza en Dios, muy poca fe en su disposición y deseo de responder al clamor de nuestro corazón. Cuando lleguemos al cielo, nos asombraremos al descubrir todas las bendiciones, la paz y el poder que teníamos a nuestra disposición pero que no nos apropiamos debido a nuestra fe débil.
Soy movido por el Espíritu Santo para desafiarlos a aumentar su fe. El libro de Marcos relata la historia de un hombre que trajo a su hijo a Jesús. “Tiene un espíritu mudo”, dijo el hombre. “Cuando lo agarra, lo convulsiona y trata de destruirlo. Él está en una gran agonía. Lo llevé a tus discípulos, pero ellos no pudieron hacer nada. ¡Por favor ayuda a mi hijo!” Jesús fue movido a compasión por este niño pobre y sufriente y su padre angustiado. Él dijo: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible” (Marcos 9:23). Escucha la honestidad cruda del padre mientras clama con lágrimas: “Creo; ayuda mi incredulidad” (Marcos 9:24).
Lleva tu incredulidad al Señor y ponla a sus pies. Él quiere inundar tu alma con confianza en su voluntad de responder a tus oraciones con abundancia, más de lo que puedes pedir o pensar.
¿Quieres aumentar tu fe? Cuando vuelvas a orar, aférrate a los siguientes pasajes de las Escrituras y utilízalos para razonar con el Señor. Él no negará su propia Palabra.
• Salmos 62:8
• Salmos 91:4
• Salmos 56:3
• Proverbios 30:5
• Jeremías 29:10-14
¡Aférrate por fe! Él te responderá pronto.