Reconociendo Nuestra Impotencia

David Wilkerson (1931-2011)

Uno de los versículos más importantes de las Escrituras se encuentra en la primera carta del apóstol Pedro. Habla de la necesidad de que nuestra fe sea probada. “para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1:7) .

Este pasaje sugiere que Dios está diciendo: “Tu fe es más preciosa para mí que todas las riquezas de este mundo, que un día desaparecerán. Cuando el enemigo envíe toda clase de maldad contra ti, quiero que seas capaz de permanecer firme con una fe inquebrantable. Te guardaré a través de cada día oscuro. Tu tarea es simplemente tener fe en mí. Yo te guardaré con mi poder”.

Dios quiere ayudarnos a mantenernos firmes, pero también quiere que sigamos adelante. El apóstol Pablo escribe: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios 10:13). ¿Por qué estaría él interesado en mantenernos sumidos en la tentación y la aflicción? Él no recibe ninguna gloria al probar a sus hijos. Su gloria viene de los resultados.

Los hijos de Israel fueron llevados al Mar Rojo por una razón. Dios los había llevado al límite mismo de la destrucción. Estaban rodeados de montañas por dos lados, un mar por el tercero y un enemigo que se acercaba por el cuarto. ¿Por qué? Porque quería que su pueblo reconociera su impotencia. Él quería oírlos decir: “Nosotros nos acordamos de cómo Dios nos libró de las plagas y cómo nos sacó de una terrible aflicción en la que hacíamos ladrillos sin paja y no teníamos reposo. ¡Dios nos libró entonces y lo hará de nuevo!”

Nuestro Señor quiere oír lo mismo de nosotros. Él nos protegerá de todo enemigo que venga contra nosotros. Cuando estemos atrapados e indefensos, alegrémonos en su fidelidad. ¡Él es Dios, y cumplirá sus promesas!