Recuperación de la Fe

David Wilkerson (1931-2011)

Tengo una palabra especial para todos los que enfrentan imposibilidades: La recuperación de la fe depende de una revelación más plena del amor de nuestro Padre celestial hacia nosotros.

“Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos” (Sofonías 3:17). Aquí hay una gloriosa revelación de la firmeza del amor de Dios por su pueblo. ¡La Escritura nos dice que él descansa y se regocija en su amor por nosotros!

El verbo en hebreo: ”callará” aquí significa que Dios no tiene una sola pregunta sobre su amor por nosotros. En otras palabras, él ha fijado o establecido su amor por nosotros, y él nunca lo quitará. De hecho, se nos dice que Dios está tan satisfecho con su amor por nosotros que él canta al respecto. ¿Te imaginas esto? Aquí hay una manifestación en el cielo del deleite de Dios sobre ti. John Owen interpreta el pasaje de esta manera: “Dios salta en victoria con gozo”.

Además, Pablo nos dijo que todo lo que está fuera del orden divino, todo lo que es de incredulidad y confusión, es cambiado por la aparición del amor de Dios. “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia” (Tito 3:4-5).

En el versículo anterior, Pablo dijo: “Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados… ” (Tito 3:3). En otras palabras: “Todo estaba fuera de orden cuando vivíamos en pecado; pero apareció la bondad y el amor de Dios, que el Padre derramó en nosotros abundantemente a través de Cristo y nos redimió”.

Cuando Pablo dice que el amor de Dios “se manifestó”, usa una palabra de una raíz griega que significa “superpuesto”. En resumen, el Señor nos miró a nosotros, almas pobres, en luchas, llenas de temor y de interrogantes, y sobrepuso esta revelación: “Mi amor los librará. Descansen y deléitense en mi amor por ustedes”.

Doy gracias a Dios por el día en que se me “manifestó” su amor. No hay fe que pueda hacer frente a las imposibilidades a menos que todos los problemas y aflicciones se encomienden al cuidado amoroso de nuestro Padre.