Resistid y Él Huirá
Cuando Satanás tentó a Jesús en el desierto, hizo esta oferta aparentemente extravagante: “Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mateo 4:9).
¡Esto suena tan ridículo! ¿Cómo podría ser considerado una tentación? Lo creas o no, esta fue una oferta poderosa y tentadora. Satanás estaba desafiando a Jesús, diciendo: “Te prometo que si simplemente te inclinas a mis pies en un solo acto de adoración, dejaré la lucha. Renunciaré a todo mi poder sobre estos reinos. No poseeré ni esclavizaré a nadie más. Sé que amas lo suficiente a la humanidad como para que Dios te maldiga por causa de ella. ¿Por qué esperar? Puedes sacrificarte ahora mismo y liberar al mundo a partir de este momento”.
¿Por qué el diablo estaba dispuesto a renunciar a todo su poder por esto? Parecería que estaba tratando de salvar su propio pellejo. Satanás seguramente sabía o supuso que su destino eterno sería sellado en el Calvario. Si tan solo pudiera evitar que Jesús fuera a la cruz, podría evitar ese destino.
Tal vez te preguntes: "¿Cómo es posible que esto se relacione conmigo?" Bueno, amados, Satanás todavía tienta a los justos con una oferta similar.
Satanás viene a nosotros con amenazas y acusaciones. Él nos dice: “No tienes que adorarme porque yo ya tengo acceso a tu carne. Conozco todas tus debilidades. Adelante, testifica de tu libertad en Cristo. En el momento en que estés cantando tus alabanzas más fuertes, dominaré tu mente con el mal. Sacaré a relucir tu pecado tan poderosamente que te desesperarás por ser libre alguna vez. No tienes poder”.
¿Cómo respondemos a las acusaciones de Satanás? “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros" (Santiago 4:7-8). No importa cuántas tentaciones te lance Satanás. No debes temer ningún pecado de tu pasado. Si la sangre de Cristo lo ha cubierto, entonces el diablo no puede hacer nada para separarte del Padre.