Reviviendo el Corazón
¿Acudiste al Señor por primera vez sólo porque querías algo de Él? ¿Recurriste a Dios para dejar la adicción a las drogas, para restaurar tu matrimonio o para liberarte de problemas financieros?
La verdad es que Cristo obrará milagros por ti. Hará lo imposible en tu vida. Sin embargo, si acudes a Él sólo para que te libre de tus problemas, nunca crecerás en madurez espiritual. Al contrario, sólo te endurecerás.
Piensa en el momento de tu conversión. ¿Ocurrió después de que una plaga de langostas se lo comiera todo? ¿Tu salud se debilitó? ¿Alguno de tus hijos estuvo en problemas? ¿Terminaste en una situación de devastación, con la muerte y la ruina sobrevolando tu vida?
Por favor, no me malinterpreten. Por supuesto, a Dios le encanta salvar a las personas que terminan en la ruina. Cuando todo está perdido, Él siempre está cerca y es fiel para liberar. Sin embargo, amados, no pueden acudir a Jesús solo para obtener bienestar. Deben acudir a Él porque Él es Dios y porque merece su vida, su adoración, su obediencia.
En este momento, tal vez estés diciendo: “Sí, admito que he estado descuidando la Palabra de Dios y que un pecado que me acosa todavía me ata. ¿Estoy demasiado perdido para recibir el toque sanador del Señor?”
¡No, de ninguna manera! Si hoy, en medio de tu necesidad, invocas al Señor, Él te traerá momentos de refrigerio. Siempre que le presentes un corazón verdaderamente arrepentido, Él actuará como tu mediador e intercesor, no como tu juez.
¿Quieres crecer hasta la madurez en Cristo? ¿Quieres que el Señor te siga reprendiendo con amor y guiándote hacia la piedad? Clama a Él hoy. No hay nada como un corazón contrito y humillado para mantenerte en el camino que deseas seguir en Cristo.
“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados” (Isaías 57:15).
