Satisfechos con Jesús

David Wilkerson (1931-2011)

No basta con que Jesús gane tu corazón. ¡Él tiene que ser la satisfacción de tu corazón! 

Hay muchos creyentes que nunca han estado satisfechos con Jesús. Están arriba o abajo según sus circunstancias. Esa no es una novia adecuada para este novio. No, una cierta belleza debe adornar a su novia para atraerlo: “Y deseará el rey tu hermosura” (Salmos 45:11). ¿Qué es esta belleza? 

“Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad” (Salmos 29:2). Esta belleza se contempla a los ojos de Dios; es lo que Jesús ve en nosotros lo que lo atrae.

El Espíritu Santo le dice a la esposa de Cristo: "Si dejas todo a un lado, te olvidas de todo lo demás y te adornas sólo para él, entonces él deseará tu belleza". ¡Esto significa que ningún trabajo, ninguna persona, ninguna relación puede interponerse entre ustedes! 

Escuché a una esposa piadosa decir: “Cuanto más piadoso se vuelve mi esposo, más atractivo me resulta”. De hecho, de eso se trata un matrimonio piadoso. Asimismo, cuanto más te entregas con total devoción al Señor, más atractivo y bello te vuelves para él.

“Y deseará el rey tu hermosura…” (Salmos 45:11). ¡Qué pensamiento tan increíble! Jesús no podrá alejarse de ti. De hecho, el significado hebreo de belleza aquí significa un fuerte anhelo y deseo. En otras palabras, ¡Jesús se acercará a ti, con un deseo rebosante por ti!

He oficiado muchas bodas en mi vida, y nunca hubo un novio que no sonriera encantado con su novia, pensando: “¡Ella es toda mía!”. Amados, esa es la belleza de la que estoy hablando. Nuestro novio se regocija y dice de su novia: “Soy la niña de sus ojos. Prefiere pasar tiempo conmigo que, con cualquier otra persona, y eso la hace hermosa para mí”.

De hecho, la novia de Cristo tiene una belleza interior que la hace bella en su exterior. Ella es “Toda gloriosa…” (Salmos 45:13) porque está dedicada a su novio. Él sabe más allá de toda duda: “Ella es toda mía, dedicada sólo a mí. Soy el único en su vida, el único foco de su atención. Ella dedica tiempo a mí, se alegra mucho en mi presencia y desea estar conmigo continuamente”. ¡Qué hermosa devoción!