Satisfechos Con Muy Poco
¡Dios tiene tanto para darte! “Y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10). Él está de pie en un almacén lleno, diciendo: “Soy un Dios amoroso y generoso, pero muy pocos recibirán de mí. ¡No me dejan ser Dios para ellos!”.
Por supuesto, debemos agradecer a Dios por todo lo que ya ha hecho y dado, pero no debemos estar satisfechos con lo que creemos que es suficiente.
Muchos cristianos están satisfechos al sentarse en la iglesia y ser bendecidos por la presencia de Dios. Estas personas no son más que "esponjas satisfechas". Se empapan de todo, pero cuando Dios quiere ungirlos para el servicio, lo limitan en sus vidas.
En la última noche de Jesús con sus discípulos, él los animó diciendo: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre” (Juan 14:12). ¿Creemos verdaderamente que Cristo y el Espíritu Santo son los regalos buenos y perfectos de Dios para nosotros? ¿Ves al Espíritu como el regalo perfecto de Dios para ti? ¿Lo ves como todo lo que necesitas para vivir con gozo, victoria, rectitud, paz y reposo?
Debemos confiar plenamente en las Escrituras cuando dicen: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1:17).
Si en verdad conociéramos a Dios y le dejáramos ser nuestro Dios, le pediríamos mucho más. Alcanzaríamos lo celestial por fe, creyendo que Dios derribará a los líderes impíos en las instancias locales, estatales y federales. Creeríamos que Dios nos ayudará a saturar nuestra ciudad con el evangelio de Jesús. Nos pondríamos de pie en fe contra cada arma apuntada contra nosotros y estaríamos derribando fortalezas satánicas en nuestras familias e iglesias.
Nuestra visión debe ser ilimitada. ¡Deberíamos creer en Dios por cosas aún mayores para su reino!