Seguro en el Amor de tu Padre
Jesús dijo que cuando el hijo pródigo llegó a casa, fue recibido nuevamente en la casa de su padre. Recibió una túnica nueva, comió en la mesa de su padre y tuvo perdón total. Pero eso no lo convirtió en un ángel.
Por el contrario, creo que el padre del hijo pródigo tuvo muchos problemas con él antes de que todo terminara. Sin embargo, lo único que este hijo tenía que saber era que estaba seguro del amor de su padre. Tenía que saber que su padre lo soportaría, trabajaría con él y lo amaría.
Así es nuestro padre celestial con nosotros. ¡Él nos amó incluso antes de que naciéramos! Sin embargo, seguimos diciéndonos a nosotros mismos: “Un día de estos, seré tan perfecto y justo delante de Dios que le será fácil amarme”.
No. Él te amó cuando eras un pecador, un reprobado, un enemigo para él. ¿Cuánto más te ama ahora que te has reconciliado con él? Dios ya te ha dicho: “Te amé cuando eras un extraño para mí, cuando estabas en rebelión y pecado. ¿No te amaré aún más ahora que te has comprometido en ser mi hijo?”
No descansamos confiados en su amor como debiéramos. El Señor dice de sí mismo que él es amor. Juan escribió: “Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor” (1 Juan 4:15-18).