Seguridad en Tiempos Turbulentos

Gary Wilkerson

“Esto os mando: que os améis unos a otros. Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros” (Juan 15:17-18).

Jesús pronunció estas palabras a sus discípulos en la Última Cena, horas antes de que lo llevaran y lo crucificaran. Les dejó en claro dos cosas. En primer lugar, que debían amarse unos a otros. Hacerlo era una necesidad absoluta debido a la segunda cosa: serían aborrecidos por el mundo.

¿Por qué el mundo aborrecería a los seguidores de Jesús? Él explicó: “yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece” (Juan 15:19). Cristo hizo una distinción entre la manera de hacer las cosas del mundo y la suya. Como seguidores suyos, debemos ser diferentes del mundo. Debemos amar, servir y perdonar; y podemos estar seguros de que esto ofenderá a un mundo en tinieblas.

El tipo de odio más flagrante que experimentamos es demoníaco. Lo experimenté con más intensidad cuando uno de mis hijos estaba en las garras de la adicción a las drogas. Yo sabía que Satanás estaba decidido a destruir su vida. En un momento dado, el auto de mi hijo volcó en la carretera. Nunca he sentido el odio del diablo tan profundamente como cuando oí esta noticia. Afortunadamente, mi hijo estaba bien.

Un segundo nivel de odio proviene de los representantes de Satanás en la Tierra, en forma de persecución. Vi este tipo de odio en viajes a Medio Oriente, donde los refugiados quedaron traumatizados al ver a sus familiares asesinados.

También se está extendiendo en los países occidentales un odio social hacia los seguidores de Cristo. Hace unos años, se tachaba de intolerantes a los cristianos que creían en las enseñanzas de la Biblia. Ahora, la etiqueta es peor: a los creyentes de la Biblia se los etiqueta de fanáticos y odiadores.

El mandato de Jesús de amarnos unos a otros se hace mucho más urgente en un ambiente global de odio. Sin embargo, Él nos prometió: “Cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26).

Él nos asegura: “El mundo los aborrecerá cada vez más. Serán rechazados, perseguidos y despreciados. Pero no se preocupen ni teman. En medio de todo esto, el Consolador les traerá mi paz. Él los hará caminar con toda confianza, gozo y confianza”.