El Otro Lado de la Piedra
“Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue” (Mateo 27:59–60).
Jesús acababa de ser crucificado y ahora yacía en una tumba. Cuando se rodó una enorme piedra para sellar la entrada, todos tuvieron una triste sensación de un final. La Escritura dice que un grupo de mujeres estaba sentada frente a la tumba. Esas mujeres deben haber estado desconsoladas. Casi puedo oír la desesperación en sus voces. “¿Qué pasará ahora que Jesús se ha ido? ¿Cómo seguiremos?
Hoy conocemos el final de la historia. Cuando Jesús dijo desde la cruz: “Consumado es”, él venció el pecado. Sabemos que con su resurrección venció a la muerte.
No creo que podamos comprender lo que significó la muerte de Jesús para sus apasionados seguidores. Ellos habían creído que su señor era la esperanza del mundo, la salvación de Israel, la luz para los gentiles. Él era el gran sanador, resucitaba a los muertos, liberaba a los cautivos y predicaba las buenas nuevas a los pobres. Él era la encarnación del nuevo reino sobre el cual predicaba. Al recordar sus palabras: “Consumado es”, ellos debieron haber pensado que quería decir: “Se acabó. Este es el final de la historia”.
Con mucha frecuencia, cuando los cristianos soportan las pruebas de la vida, este es el mensaje que creen. No ven ninguna esperanza más allá de su difícil situación. Lo único que pueden ver es una piedra permanentemente colocada que los separa de la esperanza. Sin embargo, están viendo las cosas desde este lado de la piedra. Si tan solo supieran lo que Dios está haciendo por ellos al otro lado de la piedra.
Quizás la vida te haya presentado una situación dura e intransitable. Al leer esto, ¿te preguntas: “¿Está Dios obrando en mis circunstancias? ¿Jesús realmente triunfa en mí? ¿Realmente puede salvarme de esta situación? Simplemente no veo una salida”.
Dios está moviéndose en tu vida en este mismo momento. La piedra está siendo removida. La luz resplandece y tu esperanza está allí, a la puerta: ¡Jesús! Él ha triunfado sobre todos los poderes de las tinieblas, y su victoria es tuya por la fe.