Te Daré Reposo
Dios ha prometido a su pueblo un reposo glorioso que incluye paz y seguridad para el alma. El Señor ofreció este maravilloso reposo a los hijos de Israel, que significó una vida llena de gozo y victoria sin temor, culpa ni condenación.
Hasta los tiempos de Cristo, ninguna generación de creyentes caminó plenamente en esta bendita promesa. ¿Por qué fue esto? La Biblia deja muy claro que fue por su incredulidad. “¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad” (Hebreos 3:18-19).
Debido a su incredulidad durante el período de los reyes y profetas hasta la generación de David, el pueblo de Dios pasó por una vida llena de miseria, dudas, temor e inquietud. En cada generación, el reposo fue prometido, pero fue rechazado y nunca fue apropiado ni comprendido.
Por eso, cuando leemos más en Hebreos, hallamos esta gloriosa vida de fe aún sin reclamar. “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios” (Hebreos 4:9). Sin embargo, también leemos: “Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él…” (Hebreos 4:6). La Biblia amonesta a los creyentes de hoy con esta advertencia: “Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado” (Hebreos 4:1).
Miles y miles de creyentes afirman estar llenos del Espíritu de Dios, pero pocos han entrado en este reposo prometido. Muchos son sacudidos por vientos y olas de doctrinas, sin reposo y llenos de culpa, sin seguridad en Cristo. Jesús dijo: “Yo os haré descansar, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” (ver Mateo 11:28-30).
Mi oración es que hoy entres en el reposo que Dios tiene para ti. ¡Alcánzalo por fe y recíbelo porque es su regalo gratuito!