Todo Comienza con el Amor
Todos entendemos que Jesús nos dio la Gran Comisión: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20).
Ahora, la Comisión que tenemos aquí es muy ferviente y muy apasionada, pero tampoco es muy específica. Es una especie de "Ve y haz discípulos y enséñales y capacítalos para observar y dar la vuelta al mundo y hacer todas estas cosas diferentes”.
Así que Pablo ayudó a aclarar lo que debemos hacer. Más que construir un programa o un sistema, Pablo quería construir un hombre. Hay seis aspectos de la vida de los discípulos de las que podemos aprender en una parte de la epístola de Pablo a Timoteo. “Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:5-7).
Veo seis cosas de estos versículos que comienzan con la letra "F".
Número uno, podemos deducir de este pasaje que hay una forja de amor. La segunda es una fe sincera. La tercera es una flama que se puede avivar. La cuarta es una falta de temor que es por fe. La número cinco es fidelidad a un patrón. La número seis es una fraternidad de fuego.
Estas son seis cosas que espero que edifiquen tu corazón para convertirte en ese tipo de discípulo que Jesús tanto anhela que seas y que creo que tú también deseas ser.
La forma en que comenzamos a ser discípulos o hacer discípulos no comienza con el poder, la autoridad o un trabajo. El primer movimiento en la vida de un discípulo de Jesucristo es amarse unos a otros. “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13:13). Comiencen simplemente amándose unos a otros.