Tratando con Tus Temores
Tienes que aprender a pelear tus propias batallas si quieres convertirte en un creyente maduro. No siempre puedes depender de otra persona para tu liberación. Quizás tengas un amigo guerrero de oración al que puedas llamar y decir: "Tengo una batalla por delante. ¿Orarás por mí? ¡Yo sé que tú tienes fuerza con Dios!"
Ahora bien, eso es bíblico, pero no es la completa voluntad de Dios para ti. Dios quiere que te conviertas en un guerrero. Él quiere que seas capaz de enfrentarte al diablo.
Cuando Israel estaba siendo oprimido por sus enemigos, Dios le prometió a Gedeón: “Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre” (Jueces 6:16). Dios le dijo: “Yo te envié; yo estaré contigo”.
Cuando la gente de la ciudad vino a buscar al que derribó sus ídolos (ver Jueces 6:28–32), ¿dónde estaba Gedeón? Estaba escondido, todavía inseguro de las promesas de Dios, todavía preguntándose si Dios estaba con él. Gedeón dijo: “Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado… ?" (Jueces 6:13).
¡Así es con muchos de nosotros! Jesús nos ha prometido: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20). A pesar de eso, ¡no hemos aprendido a mantenernos firmes en su Palabra y luchar!
Las cosas empezarán a cambiar en el momento en que tú estés plenamente persuadido de que Dios está contigo. Él te habla y te mostrará todo lo que debes saber. ¡Eres más fuerte de lo que piensas! Como Gedeón, quizás te preguntes: “¿Cómo puedo pelear? Soy tan débil, tan inexperto".
Dios le dijo a Gedeón: "Ve con esta tu fuerza" (Jueces 6:14). "¿Qué fuerza?" te preguntarás. La fuerza de Gedeón estaba ligada a la palabra que Dios le había dicho: “Ciertamente yo estaré contigo". Amado, esa misma palabra: "Yo estoy contigo”, ¡es tu fuerza! ¡Tú recibirás fortaleza al creer que esta palabra es verdadera y actuar de acuerdo a ella!