Un Cántico en Medio de la Amargura
En Isaías 38, Dios le dice al rey Ezequías: “Te estás muriendo. Se acabó" Ezequías comienza a afligirse y se desespera mucho. “Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré más hombre con los moradores del mundo. Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor… me consumirás entre el día y la noche. Contaba yo hasta la mañana” (Isaías 38:11-13).
Su objetivo es simplemente "Espero poder pasar la noche". ¿Alguna vez has tenido una discusión con un esposo o esposa hasta el punto de no poder dormir por la noche? ¿Todo lo que podrías hacer es tratar de calmarte hasta la mañana? ¿Alguna vez has tenido una de esas llamadas telefónicas de emergencia en medio de la noche que te mantuvo despierto hasta que salió el sol? Ese era el clamor del alma de Ezequías.
Él continúa diciendo: “¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi alma” (Isaías 38:15). Las circunstancias en las que se encuentra son tan difíciles que hay una pesadez en su alma. Ahora bien, la amargura aquí no es: "Estoy amargamente enojado con alguien y guardo rencor". Es saborear algo en la vida que hace que la amargura entre en la boca y luego en el intestino; y entorpece todo tu sistema.
Sin embargo, mira la palabra del Señor aquí. Ezequías dice algo que sería rechazado en el 90 por ciento de los púlpitos en Estados Unidos hoy. “He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados” (Isaías 38:17).
Él dijo que esta amargura de alma obró algo bueno en su vida. La mayoría de nosotros queremos reprender la amargura de alma. Muchos de nosotros queremos pretender que nunca estuvo allí en primer lugar. Por el contrario, estamos llamados a confiar en Dios incluso en las circunstancias más amargas. Alábalo cuando las cosas vayan bien. Alábalo cuando las cosas se pongan difíciles. Alábalo cuando haya sanidad. Alábalo cuando haya sufrimiento. Estamos llamados a alabar al Señor.