Un Pueblo Peculiar

Gary Wilkerson

“Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a él clamare” (Salmos 4:3). La frase “escogido” en este versículo refleja santidad. Esto, a su vez, indica el peso o sustancia que se obtiene al vivir nuestra vida en Cristo.

La traducción de la versión King James de la Biblia nos llama peculiares a los ojos del mundo, es decir, especiales o apartados. “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios [peculiar], para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).

Dos capítulos después, Pedro reveló el propósito de nuestra peculiaridad y su impacto. “A estos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos, para que sean juzgados en carne según los hombres, pero vivan en espíritu según Dios” (1 Pedro 4:4-6).

Esto debería animarte a nunca comprometer tu postura a favor de la justicia ni perder tu testimonio como cristiano contracultural. Vendrán angustias de un mundo burlador, calumniador y cruel, pero tú has sido apartado por Dios mismo, cuyo propósito es revelado por el Espíritu.

También se nos da esta reconfortante seguridad: “…Jehová oirá cuando yo a él clamare” (Salmos 4:3). Como pueblo apartado, estamos llamados a mostrar la gloria de Dios, a demostrar que existe algo maravilloso que es diferente de todo lo que el mundo tiene para ofrecer. David testificó del Señor: “Tú diste alegría a mi corazón

Mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto” (Salmos 4:7). David estaba diciendo que tenía más tesoro en el Señor que toda la riqueza que estos grupos jamás podrían poseer.

Una persona de abundancia puede carecer de un gozo verdadero y profundamente arraigado, pero para la persona peculiar o apartada, el gozo es una realidad continua. Como pueblo de Dios, estamos satisfechos en el corazón sin estar angustiados por lo que nos pueda faltar.

Oramos para que un mundo hambriento y expectante vea la diferencia en nosotros y encuentre gozo en el Dios de nuestra salvación.

 

Este devocional ha sido adaptado del libro de Gary Wilkerson: El Altar de Nuestros Corazones: Un Devocional Expositivo sobre los Salmos.