Una Carta de Amor al Fracasado
Mi amigo Eric tuvo una infancia muy dura. Su padre le dijo repetidamente: "Tú no eres bueno y nunca lograrás nada".
A medida que Eric crecía, se volvió a las drogas. "Yo era un adicto terrible", dice. “Mezclaba todo tipo de cosas que podrían haberme matado. Incluso era terrible siendo un adicto. Mi aguja se rompía o me quedaba corto de dinero para alimentar mi vicio. Me sentía como un fracaso total”.
La vida de Eric se convirtió en un completo desastre. Su adicción le quitó hasta el último centavo, por lo que decidió robar una tienda de alimentos para comprar más drogas. Sacó un arma y gritó: “¡Todos contra la pared!”. La tienda estaba tan llena que no cabía toda la gente contra la pared. Confundido, Eric se escapó.
Desesperado, Eric finalmente decidió dispararse con la escopeta que había usado en el intento de robo. Sin embargo, dejó caer el arma y falló, hiriéndolo en el costado. Mientras Eric conducía hacia el hospital, pensó: "Soy un fracaso tan miserable que ni siquiera puedo suicidarme". Después de ser tratado por su herida, Eric caminó por las calles totalmente desesperado. En lo más profundo, él clamó a Dios: “¿Estás allí? ¿Hay alguna razón para que yo siga viviendo?”
Eric oyó una voz que decía: "Te envío una carta de amor". De alguna forma Eric supo que era la voz de Jesús. Mientras estaba sentado en una acera con el agua de lluvia goteando por el canal debajo de sus piernas, notó un pequeño folleto flotando hacia él. Al levantarlo, vio que era un folleto titulado “Hay esperanza para el drogadicto”.
Este folleto fue publicado por un grupo llamado ‘Victory Outreach’. Eric encontró su dirección, fue hacia ellos y entregó su vida a Jesús. Pronto fue liberado de su adicción. Abandonó todos los hábitos, incluida la creencia de que estaba destinado a ser un fracaso. Jesús hizo de Eric una nueva criatura en todos los sentidos.
Este joven había pensado que su vida había terminado, pero apenas había comenzado. Había estado ciego a la vida de resurrección que Jesús había estado planeando para él todo el tiempo. “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11).