Gary Wilkerson

El Espíritu Santo nos ha llamado a ser una comunidad del evangelio. Hoy en día, muchas iglesias tratan de tener una comunidad, pero no tienen una comunidad bíblica auténtica porque el evangelio no está funcionando dentro de su comunidad. No saben cómo amarse verdaderamente unos a otros porque están tratando de tener una comunidad sin la Palabra de Dios.

En el evangelio de Lucas leemos: “su madre y sus hermanos vinieron a él; pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud. Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. Él entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen” (Lucas 8:19-21).

En ninguna parte de las Escrituras se habla específicamente del evangelio de la comunión, los grupos pequeños, la consejería o la adoración. Por eso, puede que te preguntes: ¿qué es una comunidad del evangelio? Creo que Jesús nos estaba dando la definición de ello aquí en Lucas.

Jesús estaba diciendo: “Mi comunidad no está formada por la multitud que me rodea o solo por mi madre y mis hermanos. Una verdadera comunidad evangélica de mis hermanos y hermanas son aquellos que oyen, conocen e invierten en la Palabra de Dios. Los miembros de mi comunidad oyen la Palabra y la practican”. La Escritura dice: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22).

La verdadera comunidad del evangélica es el evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Significa oír y poner en práctica juntos la Palabra de Dios, amarnos unos a otros y ayudar a los demás cuando no viven conforme a la Palabra. Es un grupo de personas que edifican sus vidas en torno a las Escrituras, entendiéndolas y conociendo al Espíritu Santo que da poder a esta Palabra escrita.

Amigos, Jesús es siempre el centro, el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Él debería ser todo en nuestra comunidad evangélica y siempre ocupar el lugar preeminente a medida que crecemos juntos en Él.