Una Esperanza que Alumbra en las Tinieblas
Queridos creyentes, quiero decirles hoy que tienen algo que el pecador no tiene, algo increíblemente valioso y poderoso, algo que deben saber. Como hijo de Dios, ¡tú eres y tienes bendiciones increíbles!
Ahora, muchos de ustedes pueden estar pensando que he perdido la cabeza por la cantidad de problemas, pruebas y tiniebla que están enfrentando. Desafortunadamente, algo de eso es la realidad de la vida, pero hay algo que es igualmente cierto y, de hecho, es una verdad muy elevada para nosotros. A toda persona cuya vida está escondida con Dios en Cristo se le ha dado el poder y la autoridad de Dios. ¡Eso es una bendición!
Las escrituras enseñan que debemos declarar lo que Dios nos ha prometido. No hay extremismo en esa declaración. Recuerda: "La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos" (Proverbios 18:21). Es parte de nuestra herencia, asegurada por Jesucristo. Pedro escribió a la iglesia: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero” (1 Pedro 1:3-5).
Pedro quería que la iglesia supiera que incluso durante sus problemas y pruebas, la hora más oscura es justo antes de que salga el sol. Él quería que ellos supieran que habían nacido de nuevo a una esperanza viva. La esperanza es una expectativa de la llegada del bien de Dios, sin importar cuán profunda sea la oscuridad. Declarar con fe las promesas llenas de esperanza de Dios nos sostendrá.
Tenemos una esperanza viva. Hemos nacido de nuevo en ella a través de la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. La Biblia dice: “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu” (Efesios 3:14-16).
Debes regocijarte mucho en el hecho de que has nacido de nuevo y que Jesucristo te ha dado abundante misericordia y te ha imbuido del poder de Dios que resucitó a Cristo de entre los muertos.
Él habita contigo. Él habita en ti.