Una Fe que Va en Aumento
Los hombres que formaban parte del círculo más cercano de Cristo decidieron pedirle algo importante a su Maestro. “Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe” (Lucas 17:5). Querían una mayor comprensión del significado y el funcionamiento de la fe. Decían: “Señor, ¿qué tipo de fe deseas de nosotros? Danos una revelación del tipo que te agrada. Queremos captar la fe en su significado más pleno”.
A primera vista, su pedido parece encomiable. Sin embargo, creo que los discípulos le preguntaron esto a Jesús porque estaban confundidos. En el capítulo anterior, Cristo los había desconcertado diciendo: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro?” (Lucas 16:10-12).
Jesús sabía que la carne de sus seguidores quería evitar lo que consideraban asuntos menores de la fe. Así que les dijo: “Si sois fieles en las cosas pequeñas, los asuntos fundamentales de la fe, seréis fieles también en las cosas mayores. Entonces, demuestren que son dignos de confianza en los requisitos básicos de la fe. De lo contrario, ¿cómo se le puede confiar una medida más profunda?
Si somos honestos, admitiremos que somos muy parecidos a los discípulos de Jesús. También queremos pasar directamente a los asuntos más importantes de la fe, para obtener el tipo de fe que mueve montañas. Al igual que los discípulos, a menudo juzgamos la fe por los resultados visibles.
La verdadera fe, a los ojos de Dios, no tiene nada que ver con el tamaño o la cantidad de la obra que pretendes realizar. Más bien, tiene que ver con el enfoque y la dirección de tu vida. Verás, Dios no está tan preocupado con tu gran visión de cómo planeas servirle como lo está con quién te estás convirtiendo. Dios está más interesado en ganar todo de mí que en que yo gane todo el mundo para él.