Una Oración por la Nación

Gary Wilkerson

“Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron; en la red que escondieron fue tomado su pie. Jehová se ha hecho conocer en el juicio que ejecutó; en la obra de sus manos fue enlazado el malo” (Salmos 9:15-16).

En estos versículos, David pasó de un lamento individual a un dolor a escala nacional. Clamó para que su nación y sus líderes no se olvidaran de Dios.

Oremos todos por esto en los Estados Unidos de América. La necesidad de un despertar espiritual en nuestro país es obvia. Necesitamos ver el poder liberador de Dios que rompe el control del enemigo sobre las leyes y las instituciones, desde las escuelas hasta el gobierno y la política.

Todos ellos se han hundido en un pozo que ellos mismos han creado y están atrapados. “Los malos serán trasladados al Seol, todas las gentes que se olvidan de Dios” (Salmos 9:17).

El Señor nos invita a clamar como clamó David: “Levántate, oh Jehová; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas las naciones delante de ti. Pon, oh Jehová, temor en ellos; conozcan las naciones que no son sino hombres” (Salmos 9:19-20).

Los humanos tenemos cierto poder, pero Dios tiene todo el poder. En nuestra aflicción, ya sea individual o nacional, busquémosle para que él se levante y juzgue según su rectitud y justicia. Ninguna preocupación es demasiado pequeña para él, y ningún asunto es demasiado grande. Él puede cambiar corazones o naciones con el mismo poder. Nosotros somos solo hombres y mujeres, pero él es el Señor, gobernante sobre todo.

Mientras oramos, busquemos todos un nuevo cántico no sólo para nuestras vidas y familias, sino también para nuestro país. Confiemos en Jesús tanto para nuestros problemas como para la nación, porque él es fiel. Que Dios nos perdone, nos limpie y nos renueve.

 

Este devocional ha sido adaptado del libro de Gary Wilkerson: El Altar de Nuestros Corazones: Un Devocional Expositivo sobre los Salmos.