Una Visión Más Clara de Cristo
El libro de Daniel menciona varios beneficios para quienes tienen un corazón arrepentido. De hecho, para todos los que reconocen su pecado, Dios hace lo milagroso. Uno de esos beneficios es una imagen nueva y más clara de Jesús. Lee lo que sucedió después de la oración de arrepentimiento de Daniel en Daniel 10.
“Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión…” (Daniel 10:5-7).
¿A quién crees que vio Daniel en esta visión? ¡Era Jesús! ¡Qué maravilloso beneficio le abrió el Espíritu Santo a Daniel cuando confesó su pecado! Se le dio una visión clara y sin obstáculos de Cristo en toda su gloria.
Por favor, comprende que Daniel no estaba buscando una visión. Todo lo que él estaba haciendo era confesar y lamentarse por su pecado. Jesús se encargó de ir a Daniel; él lo inició. Cuando nos arrepentimos y arreglamos las cosas con Dios y con los demás, Jesús se manifestará a nosotros.
Daniel tenía amigos que también eran piadosos porque él caminaba sólo entre los justos, sin embargo, las Escrituras nos dicen que ninguno de ellos vio la visión que él vio: “Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. Quedé, pues, yo solo” (Daniel 10:7-8).
Un corazón verdaderamente arrepentido nunca tiene que esconderse del Señor porque ya no hay temor al juicio. Si reconoces tus pecados con tristeza según Dios y haces restitución, puedes mirar con confianza su rostro. No tienes que temblar de miedo cuando escuches la reprensión. Todo lo que verás ante ti es a Cristo en todo su amor y gloria.