Pasión Implacable por Buscar a Dios
En el capítulo nueve de Hechos, se nos dice que el Espíritu Santo vino a un hombre piadoso llamado Ananías. El Espíritu le instruyó que buscara a un hombre llamado Saulo, le impusiera las manos y le devolviera la vista. Ananías conocía la reputación de Saulo. Él creía que esto iba a ser peligroso, pero así es como el Espíritu Santo le recomendó a Saulo a Ananías: “He aquí, él ora” (Hechos 9:11).
El Señor estaba diciendo, en esencia: “Ananías, encontrarás a este hombre de rodillas. Él sabe que vienes. Incluso sabe tu nombre y la razón por la que te envían. Quiere que se le abran los ojos”.
¿Cuándo recibió Saulo este conocimiento interior? ¿Cómo recibió esta palabra pura de Dios? Llegó a través de ferviente oración y súplica. De hecho, yo creo que las palabras del Espíritu a Ananías revelan lo que movió el corazón de Dios acerca de Saulo: “He aquí, él está orando”. Saulo había estado encerrado con Dios durante tres días, rechazando toda comida y agua. Todo lo que él quería era al Señor, así que continuó de rodillas, orando y buscando a Dios.
Cuando era niño, mi padre, quien era predicador, me enseñó: “Dios siempre abre un camino para un hombre que ora”.
Ha habido períodos en mi vida en los que el Señor ha provisto evidencia indiscutible de esto. Fui llamado a predicar a los ocho años cuando el Espíritu Santo vino sobre mí. Lloré y oré, clamando: "Lléname, Señor Jesús". Más tarde, cuando era adolescente, oré hasta que el Espíritu vino sobre mí con intensidad divina. Cuando era un pastor joven, sentí un hambre profunda. Algo en mi corazón me dijo: “Hay más en servir a Jesús que lo que estoy haciendo”. Pasé meses de rodillas, llorando y orando por horas, cuando finalmente el Señor me llamó para ir a la ciudad de Nueva York para ministrar a las pandillas y los drogadictos.
Si alguna vez escuché de Dios, si tengo alguna revelación de Cristo, alguna medida de la mente de Cristo, no vino solamente a través del estudio de la Biblia. Vino a través de la oración. Vino de buscar a Dios en el lugar secreto.
¿Quieres una medida más completa del Espíritu y de la presencia de Dios? Busca su rostro en oración. Búscalo implacable y apasionadamente. A través de la oración y la súplica ferviente, encontrarás la mente y la voluntad de Dios para tu vida.