Victoria Indiscutible
“Y los hijos de Amón pasaron el Jordán para hacer también guerra contra Judá y contra Benjamín y la casa de Efraín, y fue afligido Israel en gran manera.” (Jueces 10:9).
Dios había utilizado a Amón para corregir los pecados de Israel (ver Jueces 10:6-8). Ahora su ejército marchaba hacia Israel. El pueblo de Dios quedó perplejo y deprimido y comenzó a confesar sus pecados. “Y los hijos de Israel respondieron a Jehová: Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te parezca; solo te rogamos que nos libres en este día.” (Jueces 10:15).
El pueblo estaba tan atormentado por su pecado que no podía concebir pedirle a Dios nada más que los perdonara. La suya fue la más simple de las oraciones: “Señor, líbranos sólo por esta vez. No dejes que nuestro enemigo nos derrote ni nos invada”.
Ellos oraron por una sola victoria, pero Dios tenía algo más en mente. Derramó sobre ellos su bendición. Israel no sólo obtuvo protección, sino que también tomó ventaja.
“Y fue Jefté hacia los hijos de Amón para pelear contra ellos; y Jehová los entregó en su mano. Y desde Aroer hasta llegar a Minit, veinte ciudades… Así fueron sometidos los amonitas por los hijos de Israel” (Jueces 11:32-33).
Además de la liberación que habían pedido, Dios les dio el valor y la dirección para derrotar a los amonitas. Nunca más volvieron a ser molestados por ellos; fue una victoria total.
Así es como Dios quiere responder a su pueblo hoy. La mayoría de los cristianos oran: “Señor, dame la victoria en esta batalla”. Sin embargo, el Señor responde: “Te daré eso, pero tengo mucho más reservado para ti”. Él quiere darte poder para vencer pero también para someter a cada enemigo. Él te ayudará no sólo a conquistar el pecado sino a ser más que un vencedor; no simplemente tener vida sino vida en abundancia; no simplemente tener gozo sino gozo inefable y lleno de gloria; no estar libre de miedo sólo por un día, una semana o un mes, sino todos los días de tu vida.