Cuando Dios no se Mueve

Gary Wilkerson

Yo no diría que soy capaz de predecir el futuro de Estados Unidos en términos de si habrá otro gran avivamiento aquí o no. Esa es ciertamente mi esperanza y mi oración, y estamos viendo algunas inclinaciones que podrían conducirnos en esa dirección. Sin embargo, esto es lo que quiero que consideremos. ¿Qué pasa si el Señor nos da un llamado tipo Isaías?

¿Recuerdas cuando Isaías dijo: “Vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime; y sus faldas llenaban el templo…Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo… Después oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí” (Isaías 6:1,4,8)? A menudo nos detenemos en esa parte con la lección de que cuando Dios llama, debemos responder: “¡Aquí estoy! Envíame”.

No me malinterpretes. Deberíamos responder a Dios de esa manera, pero también debemos asimilar lo que Dios le dice a Isaías a continuación. “Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad” (Isaías 6:9-10).

Básicamente, Dios le dice: “Ve. Pero debes saber que no van a oír lo que dices. Sus corazones estarán fríos y ellos estarán lejos de mí. Sin embargo, tú predica la Palabra fielmente”.

No depende de nosotros solo presenciar dónde podría haber un avivamiento o cuándo estamos viendo que nuestro ministerio o llamado está teniendo un impacto tangible. Obviamente, esa es nuestra esperanza y deseo, ¿verdad? Sin embargo, tenemos que ser embajadores de Cristo, incluso cuando no hay avivamiento o conversiones. Tenemos que ser fieles y verdaderos incluso cuando no vemos ningún resultado a nuestro alrededor. Eso va a ser muy difícil.

Es mucho más fácil ser fiel cuando vemos que Dios se mueve dramáticamente y que las personas se salvan, pero ¿podemos ser fieles cuando no hay liberaciones o despertares espirituales? ¿Seguiremos confiando en Dios y testificando de su bondad cuando él no se esté moviendo? ¡Pidámosle a Dios la fuerza para ser testigos tan firmes!