Yendo en la Verdadera Aventura
Yo diría que soy un tipo bastante aventurero, pero hay personas que lo llevan a un nivel completamente diferente. Este es el tipo de gente que va a nadar con tiburones. Seguro que todos habéis visto fotos de los encierros de Pamplona. Algunos de esos toros tienen enormes cuernos, pero eso no parece impedir que la gente corra por las calles con ellos. Hubo un tipo que se subió a la famosa estatua de Jesús en Río de Janeiro y se tomó una selfie encima. Esa estatua tiene más de 100 pies de altura en la cima de una montaña.
Ahora amo a Jesús, pero no sé si arriesgar mi cuello para tomarme una selfie con su estatua realmente tendrá mucho efecto en el mundo.
Algunas personas no tienen un efecto en el mundo porque nunca se arriesgan, pero otras personas aventureras lo arriesgan todo y aun así tienen muy poco impacto en el mundo o en la vida que les rodea. Entonces, ¿cuál es la respuesta a cómo hacemos una diferencia en el mundo? Claramente no está ligado a ser un temerario o no.
El apóstol Pablo, antes de conocer a Jesús, tenía ese tipo de personalidad poderosa que nunca parecía dudar. ¿Qué cambió realmente en él después de que Dios se apoderó de él? Él escribió: “…me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Corintios 12:7-10).
Tu osadía y audacia solo son útiles para Dios cuando reconoces tu debilidad y quebrantamiento en su presencia y luego confías totalmente en él para recibir dirección y poder. Es la única forma en que podrás arriesgarlo todo de una manera que impacte al mundo por el Reino de Dios.