DIOS ENVIÓ INTERRUPCIONES
¿Alguna vez has experimentado un momento en tu vida en el que ya no sentías hambre por las cosas de Dios? Aquella pasión, aquella emoción, aquel entusiasmo por conocerlo se apagó porque ¡todo en tu vida era tan cómodo! tus pensamientos estaban ocupados con cosas terrenales. Si esto se aplica a ti, es hora de mirar a través de la lente de la eternidad de Dios y captar una imagen de algo más grande que tú.
Un viejo dicho dice: “Dios consuela a los afligidos y aflige a los cómodos”. A veces, Dios mira en el corazón y se da cuenta de que es hora de sacudir las cosas, no es que intencionalmente te haga daño, pero traerá cosas a tu vida para despertarte de tu letargo. ¿Por qué? Porque él quiere mucho más para ti que tu contentamiento y felicidad. El Espíritu Santo podría estar diciendo que es hora de traer una pequeña interrupción a tu vida porque él quiere que tu corazón esté eternamente enfocado en él, amándolo, conociéndolo y, sobre todo, siendo completamente suyo.
En Hebreos leemos acerca de los padres terrenales que disciplinaron a sus hijos “por pocos días… como a ellos les parecía” (Hebreos 12:10). “Pero éste [Dios] para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad” (mismo versículo).
David no era ajeno a esta disciplina: “Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; mas ahora guardo tu palabra” (Salmos 119:67). “Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos... Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, y que conforme a tu fidelidad me afligiste” (119:71 y 75).
Nadie disfruta el sentimiento de corrección, pero si no te sometes a la disciplina amable del Padre amoroso, tu fe disminuirá y te volverás más centrado en ti mismo.
Haz esta oración conmigo: “Padre celestial, dame un corazón para amarte más a medida que me acercas cada vez más a ti. Quebranta mi corazón con lo que quebranta el tuyo y ayúdame a alcanzar a los que me rodean con tu precioso amor”.