Dios No Te Fallará en la Crisis
Sin lugar a dudas, esta generación ha tomado el pecado de la incredulidad demasiado a la ligera y en este momento, estamos viendo los trágicos resultados. Muchos creyentes están en depresión e ansiedad; por supuesto, algunos sufren por razones físicas, pero muchos otros sufren por su condición espiritual, a menudo provocada por la incredulidad.
El Señor siempre usa un lenguaje fuerte cuando se refiere a la incredulidad entre su pueblo, palabras como ira, enojo, aborrecimiento y tentación. Moisés recordó esto a los israelitas más jóvenes: “Has visto que Jehová tu Dios te ha traído, como trae el hombre a su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta llegar a este lugar… Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras [de incredulidad], y se enojó, y juró diciendo: No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres” (Deuteronomio 1:31, 34-35).
Poco después del cruce del Mar Rojo, Dios le ordenó a Israel que fuera valientemente a Canaán y les dio una poderosa palabra de certeza: “Mira, Jehová tu Dios te ha entregado la tierra; sube y toma posesión de ella… no temas ni te desanimes… Jehová vuestro Dios… peleará por vosotros” (1:21, 30). ¡Qué promesa tan increíble! Pero Israel tambaleó ante la promesa de Dios hacia ellos y, en lugar de aceptar como un hecho dicha promesa, enviaron espías a Canaán, quienes trajeron un malvado reporte, lleno de incredulidad (ver Números 13 y 14). Como puedes ver, mientras los espías estaban allí, fueron influidos por Satanás y no pudieron tomar en serio la palabra que Dios le había dado. Así, volvieron al campamento como instrumentos del diablo.
Dios lleva a todos sus hijos a la prueba final de su fe. De hecho, tú puedes estar en este lugar ahora mismo. Tienes una historia maravillosa con Dios y Él te ha dado sus promesas de pacto, pero el diablo ha venido a ti con mentiras, diciéndote que no vas a lograrlo.
Si has comenzado a aceptar tales mentiras y crees que Dios te va a fallar en tu crisis, ¡es hora de que mires la Palabra de Dios y la creas! Dios no te ha dejado para que pelees solo, así que toma su mano y camina hacia la tierra prometida que él ha preparado para ti.