Dios Oye Nuestro Clamor Silencioso
De los 150 Salmos, el Salmo 34 es mi favorito absolutamente. Trata de la fidelidad de nuestro Señor para librar a sus hijos de grandes pruebas y crisis. David declara: “Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores… El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende… Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias… Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová” (Salmos 34:4,7,17,19).
Mira la afirmación de David en este Salmo: “Busqué a Jehová… Este pobre clamó… ”. (34:4, 6). ¿Cuándo hizo David este clamor? Tuvo que haber sucedido cuando estaba fingiendo locura en Gat y, sin embargo, no pudo haber orado de manera audible en presencia de los filisteos. Esto nos lleva a una gran verdad sobre la liberación de Dios. A veces, el clamor más fuerte se hace sin una voz audible.
Yo sé lo que es este tipo de “clamor interior”. Muchas de las oraciones más ruidosas de mi vida, mis clamores más importantes, desgarradores y profundos, se han hecho en total silencio.
A veces he estado tan aturdido por las circunstancias que no podía hablar, abrumado por situaciones tan fuera de mi alcance que no podía pensar con la suficiente claridad como para orar. En ocasiones, me he sentado solo en mi estudio tan desconcertado que no podía decirle nada al Señor, pero todo el tiempo mi corazón estaba clamando: “¡Dios, ayúdame! No sé cómo orar en este momento, así que escucha el clamor de mi corazón. Líbrame de esta situación”.
¿Alguna vez has estado allí? ¿Alguna vez has pensado: “No sé de qué se trata todo esto. Estoy tan abrumado por mi circunstancia, tan inundado por un dolor profundo, que no puedo explicarlo. Señor, ni siquiera sé qué decirte. ¿Que esta pasando?”
Yo creo que esto es exactamente por lo que pasó David cuando fue capturado por los filisteos. Cuando escribió el Salmo 34, él estaba admitiendo: “Estaba en una situación tan abrumadora que hice el papel de un tonto. Sin embargo, por dentro me preguntaba: “¿Qué está pasando conmigo? ¿Cómo ha sucedido esto? ¡Señor, ayuda!”
Y así parece que David estaba diciendo: “Este pobre clamó desde su interior, sin saber qué o cómo orar. Y el Señor me oyó y me libró”. Fue un clamor profundo del corazón, y el Señor es fiel en escuchar cada gemido, no importa cuán débil sea.