Dios Tiene un Plan para tu Batalla
Multitudes de cristianos enfrentan problemas indescriptibles todos los días: dolor físico, sufrimiento emocional, luchas económicas. Se preocupan: “Esto es demasiado para mí. ¿Cómo voy a lograrlo?” La verdad es que ninguna de estas cosas terribles ha sorprendido a Dios. Él ha previsto cada cosa terrible que le sucederá a la humanidad, incluidas todas las crisis y problemas que enfrentamos hoy. Y la Biblia nos dice que Dios quiere mostrarnos cómo enfrentarlos todos.
Dios nos ordena no temer a ninguno de nuestros enemigos. “No tengas temor de ellas; acuérdate bien de lo que hizo Jehová tu Dios” (Deuteronomio 7:18). Dios se refería a las naciones paganas fuertes y bien armadas que Israel enfrentó. Para nosotros hoy, esto se aplica a cada problema y dificultad abrumadora que enfrentamos en la vida.
Nuestro Padre celestial ve cada paso de nuestras vidas y, a pesar de nuestras crisis, nos ordena una y otra vez en las Escrituras: “¡No temas!” No debemos creer que nuestros problemas nos destruirán, porque él es nuestro fuerte escudo.
“Bienaventurado tú, oh Israel. ¿Quién como tú, pueblo salvo por Jehová, escudo de tu Socorro, y espada de tu triunfo? Así que tus enemigos serán humillados, y tú hollarás sobre sus alturas” (Deuteronomio 33:29). Dios nos dice: “Es mentira que yo te haya abandonado. ¡Es mentira que yo esté enojado contigo y que haya dejado de defenderte de tus enemigos!”
Si tienes una lucha con un pecado perturbador y habitual que permanece en tu corazón, Dios lo sabe todo. Él sabe cómo lo aborreces y quiere que escuches esta palabra: “¡No temas! Yo soy tu escudo, tu protector, tu defensa, tu espada de santidad contra todos tus enemigos. Yo conozco la salida de la tentación para ti y te enseñaré a luchar. David sabía esto y por eso podía decir: “No temeré mal alguno” (Salmos 23:4).
Tu Padre celestial ve cada detalle de tu sufrimiento y te hace muchas promesas maravillosas: “Porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Hebreos 13:5-6).
¡No importa lo que se te presente, Dios tiene más que suficiente gracia y consuelo para ti!