EDIFICANDO NUESTRA FE
Mientras David componía sus salmos, él edificaba su propia fe en el conocimiento siempre creciente de la grandeza de Dios.
“Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, ni obras que igualen tus obras…Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas; sólo tú eres Dios” (86:8,10).
Según David, todos nuestros temores disminuyen ante el conocimiento de la grandeza de Dios. Él exalta tantas dimensiones de la grandeza de nuestro Señor para edificar nuestra fe.
“Porque Jehová es Dios grande, y Rey grande sobre todos los dioses. Porque en su mano están las profundidades de la tierra, y las alturas de los montes son suyas” (Salmos 95:3-4).
“Al único que hace grandes maravillas… Al que hizo los cielos con entendimiento… Al que extendió la tierra sobre las aguas… Al que hizo las grandes lumbreras… El sol para que señorease en el día… La luna y las estrellas para que señoreasen en la noche” (136:4-9).
Los astrónomos nos dicen que no hay millones sino miles de millones de galaxias en el universo. Son innumerables, y nuestro Dios creó cada una de ellas. De hecho, él conoce todas las estrellas y las nombró a todas: “Él cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres” (147:4).
Simplemente no podemos asimilar las muchas maravillas de nuestro Dios. ¡Su grandeza está más allá de nuestro entendimiento!