El Consejo Constante de Dios
Dios nos ha prometido: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmos 46:1).
La frase “pronto” significa “siempre aquí, siempre disponible, con acceso ilimitado”. En resumen, la presencia permanente del Señor está siempre en nosotros. Y si él está siempre presente en nosotros, entonces quiere una conversación continua con nosotros. Quiere que hablemos con él sin importar dónde estemos: en el trabajo, con la familia, con los amigos, incluso con los inconversos.
Tú puedes preguntar: “Entonces, ¿cómo nos ayuda Dios en nuestros problemas?” Su ayuda viene en el don de su Espíritu Santo, que habita en nosotros y lleva a cabo la voluntad del Padre en nuestras vidas. Pablo nos dice una y otra vez que nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Somos la morada del Señor en la tierra.
Por supuesto, nosotros repetimos esta verdad a menudo, en nuestra adoración y testimonios. Sin embargo, muchos de nosotros todavía no nos la tomamos en serio. Simplemente no entendemos el poder que reside en esta verdad. Si la hubiéramos captado y confiado en ella, nunca más tendríamos temor o consternación.
Ciertamente yo no he aprendido esta lección por completo. Incluso después de todos mis años como ministro, todavía estoy tentado a pensar que tengo que elaborar alguna emoción para oír a Dios. No, el Señor está diciendo: “No tienes que pasar horas esperándome. Yo permanezco en ti. Estoy presente para ti, día y noche”.
Escucha el testimonio de David: “Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseña mi conciencia. A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido” (Salmos 16:7-8). David esencialmente está declarando: “Dios siempre está presente delante de mí. Y yo estoy decidido a mantenerlo en mis pensamientos. Él me guía fielmente día y noche. No tengo que confundirme nunca”.