El Esfuerzo Humano Tiene un Techo
A través del esfuerzo y la fuerza humana, un buen atleta de salto alto puede saltar un poco más de dos metros. Pero el saltador de garrocha es diferente. Él lleva una vara que fija en un agujero en el suelo. Pone toda su confianza en que ese poste no sólo lo sostendrá, sino que lo elevará más alto de lo que él podría llegar sólo. De hecho, él puede elevarse tres veces más alto que el atleta de salto alto.
Tú puedes saltar por tu cuenta y hacer saltos altos como cristiano, pero sólo alcanzarás cierta altura. Sin embargo, cuando te acercas y luego apoyas todo tu peso en Jesús y su Palabra, él te lleva más alto y sobre las cosas que nunca podrías superar con tus propias fuerzas.
El capítulo 11 de Romanos cuenta la historia de Elías, quien se vio atrapado haciendo salto alto, cuando debería haber estado saltando con garrocha. Él dependía de su propia fuerza y perspicacia en lugar del consejo de Dios. Pablo relata que Elías dijo durante un momento difícil en su ministerio: “Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y sólo yo he quedado, y procuran matarme” La respuesta divina vino: “Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal” (ver Romanos 11:3-4).
Dios le dijo a Elías: “No has definido con precisión tu situación. No es cierto que estés solo. Hay personas tan comprometidas como tú que no cederán sus principios”. Dios le estaba diciendo a Elías, el deportista de salto alto: “Conozco a muchas personas completamente entregadas a mí. Erraste en tu respuesta por seis mil novecientos noventa y nueve”.
Esto es lo que sucede cuando intentas evaluar situaciones con miedo, ansiedad y tu propia percepción. Siempre debemos preguntar: “¿Qué tiene Dios que decir sobre esta situación? ¿Hay algo en su Palabra a lo que yo pueda aferrarme que me ayude a superar esto?”
¡Siempre busca una respuesta de tu Padre celestial y nunca dejarás de ir más alto!
El pastor Tim pastoreó durante 30 años en Detroit y luego en la ciudad de Nueva York en el Tabernáculo de Brooklyn por cinco años. En la actualidad, él y su esposa Cindy pastorean en Lafayette, estado de Luisiana.