EL FAVOR DE DIOS EN TODO TIEMPO
¿Tienes una lucha en tu vida que nunca has podido sacarte de encima? Te preguntas: “¿Realmente puedo encontrar gozo en la vida cristiana? ¿Estaré en esta batalla para siempre?”
Me gusta aconsejar a la gente. Me siento absolutamente bendecido cuando veo a alguien ser hecho libre por las Buenas Nuevas de Cristo, finalmente capaz de disfrutar de la vida. Nada satisface tanto como ver a una persona espiritualmente lisiada, finalmente sana y saltando hacia la vida con una nueva esperanza, gozo y fe.
Sin embargo, esto no es fácil. Los conflictos que todos enfrentamos cada día son serios porque los desafíos de la vida en un mundo caído nunca se detienen. Satanás trabaja constantemente para oscurecer el trabajo de Dios en nuestras vidas. En cualquier momento dado, incluso el cristiano más devoto puede encontrarse tambaleándose al borde de la incredulidad.
Conocí a una gran pareja cuya fe fue desafiada por un informe sobre su pequeño hijo. Cuando él estaba en segundo grado, se les dijo que tenía una grave discapacidad de aprendizaje. Se les aconsejó que lo sacaran de la escuela y comenzaran a capacitarlo en algún negocio para que eventualmente pudiera ganarse la vida. Al aceptar la situación en un nivel, se inspiraron a declarar con fe: “No aceptamos que este sea el plan de Dios para nuestro hijo”. Ellos dejaron al niño en la escuela y le decían una y otra vez: “Creemos en ti”, mientras pasaban largas horas trabajando con él. A través de la diligencia, la perseverancia y la fe, este niño se convirtió en un buen estudiante, se graduó de la universidad y ahora pastorea una iglesia próspera.
Dios realmente usa nuestras temporadas difíciles para prepararnos para recibir las bendiciones de su favor. Esta es una verdad poderosa y, a pesar de las circunstancias de aflicción, él está con nosotros en todo, sin importar cuán oscura sea nuestra situación.
Puedes estar seguro del favor de Dios: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9).