EL GALARDON DE SU PRESENCIA

David Wilkerson

Dios alcanzó a Enoc y lo traspuso en respuesta a su fe. Enoc ya no podía soportar la idea de estar detrás del velo, ¡él tenía que ver al Señor! Oró, creyendo que Dios contestaría su clamor de estar en Su misma presencia. Estaba tan "fuera de lugar" aquí en la tierra que le dijo a Dios: "¡Ven! No hay nada para mí aquí".

Piense en la manera en que los cristianos están despilfarrando lo que ellos llaman "fe". La que tienen es toda centrada en sí mismos, en sus necesidades, sus deseos y sus planes; y a menudo consiguen lo que quieren, pero eso sólo los hace más miserables. ¿Dónde están los Enocs que usan su fe creyendo en ser trasladados de las tinieblas diabólicas a las manos del amado Hijo de Dios?

Enoc no tenía Biblia, ni himnarios, ni profesores, ni al Espíritu Santo morando dentro de él, ni siquiera velo rasgado que le diera acceso al Lugar Santísimo. ¡Pero él conocía a Dios! Sin el reproche o la insistencia de un profeta, sin el ejemplo de otros, Enoc dispuso su corazón en seguir al Señor. ¿Por qué es tan difícil hacer esto hoy en día con todas las ayudas, las convicciones, las advertencias proféticas y los ruegos del Espíritu Santo? ¿No es un reproche para nosotros que Enoc se haya levantado por encima de esos días malos y haya caminado con Dios a pesar de la poca ayuda? ¡Hoy en día hay multitudes que no pueden caminar con Dios en victoria a pesar de toda la ayuda que Él les ha dado!

¡Enoc creía que Dios era galardonador de los que le buscan! “Porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” (Hebreos 11:6). ¿Cómo sabemos que Enoc creía que Dios era galardonador? ¡Porque esa es la única fe que agrada a Dios, y sabemos que Enoc le agradó a Dios!

Dios es un galardonador, un Dios que paga bien por la fidelidad. ¿Cómo premia el Señor a los suyos que son diligentes? Ha sido mi experiencia que cuando camino del brazo de Jesús, enamorado de Él, aparecen recompensas por todas partes. Todo lo que hago o tengo es bendecido: esposa, hijos, amigos y ministerio. Hay una vida de Cristo que fluye como un río poderoso. Sí, vamos a tener pruebas y tribulaciones. Pero a través de todo Él nos recompensa con manifestaciones de Su presencia.