EL IMPRESIONANTE PODER DEL NOMBRE DE JESÚS
Jesús iba viajando en bote con sus discípulos (Marcos 5:1-18), y los llevó a través del mar de Galilea a la región de los gadarenos, una tierra habitada por gentiles. Cuando Jesús salió de la barca, un hombre endemoniado corrió y se arrodilló delante de él. Los demonios le gritaron a Jesús, “¿Qué quieres conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo?” Y le suplicaron que tuviera misericordia de ellos.
Jesús le preguntó al hombre: “¿Cómo te llamas?” Pero la respuesta de nuevo vino de los demonios que tenía dentro de él: “Legión me llamo, porque somos muchos”.
Un hato de cerdos estaba paciendo cerca, y los demonios le rogaron a Jesús que les permitiera entrar en los animales. Los demonios sabían que no tenían autoridad ni poder en presencia de la gloria de Dios. A Satanás le encanta burlarse y ridiculizar a las personas indefensas, pero cuando Jesús aparece, el diablo rápidamente se convierte en el perdedor débil y patético que realmente es.
Ese es otro aspecto de la vida que no ha cambiado. Sólo que hoy, Satanás se ve obligado a acobardarse y esconderse no sólo al ver a Jesús, sino a cualquier seguidor de Cristo. ¡El nombre de Jesús en la boca de un creyente tiene un poder impresionante!
Dar a los demonios permiso para entrar en el cuerpo de un montón de sucios cerdos fue una ironía apropiada, y Jesús dejó que lo hicieran. De inmediato los cerdos se precipitaron hacia un despeñadero y murieron. Para mí, esto siempre ha sido un presagio perfecto de lo que le espera a Satanás y sus demonios en el Día del Juicio.
Nicky Cruz, evangelista internacionalmente conocido y prolífico autor, se volvió a Jesucristo de una vida de violencia y crimen después de encontrarse con David Wilkerson en la ciudad de Nueva York en 1958 La historia de su dramática conversión fue contada por primera vez en el libro “La Cruz y el Puñal” escrito por David Wilkerson y más tarde en su propio best seller “Corre, Nicky, Corre”.