EL PADRE MÁS AMOROSO

Jim Cymbala

Martín Lutero, el sacerdote del siglo dieciséis, que inició la Reforma Protestante, al principio temía a Dios porque creía que el Señor era un juez santo pero enojado, que es lo que el legalismo de su época le enseñó a creer. No importa qué tan duro trataba Martín de complacer a este Dios santo, él falló, se sintió condenado por Dios y experimentó la culpa de su pecado.

Algunos de nosotros tenemos las mismas batallas, nos enfrentamos a un dios que es una especie de rey severo y austero que se deleita en castigarnos. Pero ese no es quien Dios es. Él es un Padre amoroso, lleno de misericordia y paciencia. Sin un entendimiento adecuado de quién es él, una vida de comunión íntima es imposible.

Me encanta pasar tiempo con mi nieto Levi. Disfruto tenerlo en mi regazo y estar con él. Él no tiene que hacer nada; yo no necesito que realice algo o cante para que me dé una gran alegría. Del mismo modo, el Señor es ese tipo de Padre que se deleita en su familia. Él quiere que vengamos a su presencia porque él nos ama y desea pasar tiempo con sus hijos.

En Romanos 8, Pablo dice: “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (8:15-16). ¡Qué pasaje tan importante! Pablo nos dice que el Espíritu dará testimonio a nuestro espíritu, a la parte más profunda de nuestro ser, de que somos hijos de Dios y él es nuestro Padre.

A través de la obra del Espíritu Santo, podemos conocer por experiencia personal que Dios nos ama. No tenemos que tener miedo. Él no es simplemente el creador omnipotente y el gobernante del universo. Él también es Abba, Padre, el padre más amoroso que cualquiera podría tener como padre.

Jim Cymbala comenzó la iglesia Brooklyn Tabernacle con menos de veinte miembros en un pequeño y deteriorado edificio en una parte difícil de la ciudad. Nacido en Brooklyn, es un viejo amigo de David y Gary Wilkerson.