El Peligro de Descuidar la Oración
Los cristianos parecen tener dificultades para orar. Pasan sus días preocupados, angustiados, porque no tienen una respuesta a sus problemas. Hablan con amigos, buscan consejeros, leen libros de autoayuda, escuchan podcasts, casi cualquier cosa para evitar arrodillarse ante Dios. Pero la Palabra es clara en cuanto a que debemos ir a Dios primero: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
David se gloriaba: “El día que clamé, me respondiste; me fortaleciste con vigor en mi alma” (Salmos 138:3). Él decía: “¡Te he probado, Dios! En todas mis pruebas, no recurrí a nadie más. Te busqué solo a ti y me oíste, me respondiste y me diste fuerzas para la batalla que estaba enfrentando”.
Además, “Jehová… oye la oración de los justos” (Proverbios 15:29).
Estas son sólo algunas de las promesas hechas como evidencia del cuidado de Dios. ¿Cómo podría un cristiano perdérselas? Sin embargo, cuando se trata de la oración, la Biblia nos da más que promesas; también nos da advertencias sobre el peligro de descuidar la oración: “¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?” (Hebreos 2:3). La palabra griega para negligencia aquí significa “mostrar poca preocupación; tomar a la ligera”.
El contexto de este versículo es un diálogo de asuntos relacionados con nuestra salvación; y la oración es obviamente uno de esos. Dios está preguntando: “¿Cómo sabrás y reconocerás mi voz en los días oscuros si no has aprendido a oírla en tu lugar secreto de oración?” Es difícil entender cómo el propio pueblo de Dios, que está bajo el constante ataque del infierno, enfrentando problemas y tentaciones por todos lados: puede dejar pasar semana tras semana sin buscarlo.
Algunos cristianos necesitan cambiar sus prioridades. Encuentran tiempo para visitar a amigos, lavar el automóvil, ir de compras, salir a cenar, ver deportes, la lista podría seguir y seguir, pero simplemente no tienen tiempo para orar. Sus vidas serían mucho más ricas y efectivas en todos los sentidos si pusieran a Jesús en lo más alto de su lista.
“Los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien” (Salmos 34:10). Te animo a que vayas a tu lugar secreto de oración regularmente y lo busques con todo tu corazón.