EL PODER PROMETIDO
Jesús prometió enviar Su poder y Su Espíritu a las vidas de Sus seguidores, para moverse entre ellos con señales, maravillas y milagros que no dejarían ninguna duda acerca de Su poder ante los ojos de un mundo perdido y sin esperanza. Él prometió enviar Su Espíritu a vivir entre ellos y dentro de ellos, para guiarlos mientras llevaban el evangelio a cada rincón del globo. Él les aseguró que Su Espíritu nunca los abandonaría ni los decepcionaría; y Él esperaba que ellos depositaran toda su fe y confianza en esta “voz apacible y delicada” guiándolos en sus corazones.
El profeta Joel predijo que este poder que se manifestaría sobre los seguidores de Cristo. “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra” (Joel 2: 28-30).
Tenemos ante nosotros la oportunidad de ver el poder del Señor desatado en el mundo como nunca antes. Dios está listo y dispuesto a derramar Su poder, para realizar milagros en el nombre de Cristo como los que no se han visto desde la resurrección de Jesús. Pero cuando Él decida; y si es que decide hacerlo a través de nuestras vidas, dependerá de nuestra disponibilidad para salir de nuestras zonas de confort; para reevaluar la forma en la que pensamos y creemos; para abandonar las cosas de este mundo; y en su lugar, confiar en la promesa de provisión de Dios.
¿Estamos dispuestos a dejar de lado nuestras propias opiniones y agenda; y, en lugar de ello, enfocarnos en la dirección del Espíritu Santo?
¿Elegiremos creer en un Dios grande y poderoso?
Nicky Cruz, evangelista internacionalmente conocido y prolífico autor, se volvió a Jesucristo de una vida de violencia y crimen después de encontrarse con David Wilkerson en la ciudad de Nueva York en 1958 La historia de su dramática conversión fue contada por primera vez en el libro “La Cruz y el Puñal” escrito por David Wilkerson y más tarde en su propio best seller “Corre, Nicky, Corre”.